martes, noviembre 27, 2007

El sonido del silencio


El cada vez mejor cuerpo "Artes y Letras" del diario que acusaron de mentir hace ya 38 años en el frontis de la Pontificia Universidad Católica vuelve a sorprender el pasado domingo.

Se agradece tan buen contenido y opinión de chilenos como el historiador Julio Retamal quien, proximo a lanzar su libro "¿ Existe aún Occidente ?" se atreve a alzar su voz y radiografiar los momentos que se viven a nivel de sociedades por este lado del mundo.


Les dejo sus párrafos más notables.


"-¿Cuáles son los factores que perturban el mundo occidental actual?


Los factores morales -que son los que más interesan-, serían el olvido del prójimo, la distancia con Dios, y por consecuencia la falta de práctica de las virtudes.


-¿ La gran causa de la decadencia sería la falta de virtudes humanas?


Es el olvido consciente o inconsciente de las virtudes, se las desdeña, porque estorban, porque falta tiempo, porque la vida es muy exigente.

A veces las causas para dejarlas de lado no son muy profundas.


-¿Y tampoco culpables..?


No, este libro no pretende tirar culpas. No soy quien para juzgar de una manera negativa.

Desde mi punto de vista, expongo las aspectos en los que estamos decayendo, básicamente en teología o religión, en filosofía, en ciencia y en moral, y por lo tanto la interrogante es ¿existe o no Occidente? Porque ese es el punto central, y como señalo en las conclusiones, Occidente existe pero está en un ocaso.


La moral tradicional es constante objeto de burla y trasgresión. Las instituciones tradicionales, comenzando por la familia, se desvanecen en medio de la indiferencia general. Cada cual cree en lo que le acomoda y actúa según sus propios intereses. ¿Qué predomina en Occidente hoy en día? El nihilismo de Nietzsche y de sus sucesores como Foucault.


La sociedad actual se ha transformado como en un mercado, en un bazar. Y también en una caja de resonancia, vivimos en un mundo atestado de ruidos.


Todo se transforma en una especie de agresividad motivada por la rapidez y la urgencia de las necesidades humanas. Hay un desenfreno nuestro por mostrarnos, por tener la última palabra. Y eso crea una sensación de no silencio, no solo en el sentido externo sino en una falta de paz interior.

Nadie quiere oír, todos quieren hablar.

La gente nunca está vacante, y sin ocio no hay creatividad."






©El Mercurio