lunes, julio 17, 2006

Cociéndo habas




José Luis Rodriguez no es un Puma

No. No es clase de cocina. Es simplemente compartir con ustedes algo genial y con mucho sentido que me ha enviado una buena amiga madrileña.
Léanlo y piensen.
Por eso de que en todas partes está lista el agua para echar a cocer las hortalizas.
Y porque el arte de gobernar es tan arte como la cocina.
Porque no es fácil ser Presidente de España.
Ni aquí, ni en la Quebrada del Ají.
Ahi les va:

"Ni don Juan lo sospechaba
ni Almanzor lo sabía,
que tan lejos de Granada
tales prodigios habría.

Que donde surge el León
y se termina Castilla,
viniera un varón al mundo
capaz de tales alquimias.

Por no parecerse al Cid,
que por Rodrigo atendía
(y tuvo el muy poco tacto
de hacerse una Reconquista),
lo de Rodríguez le estorba,
lo de Rodríguez se quita,
y se queda en Zapatero
el héroe de esta película.

Hasta que en plena campaña
(¡si será cosmopolita!),
prefiere a nombre tan vasto,
la brevedad de una sigla.

Presiento que aunque se esconda
detrás de zetas que pitan,
por más derechos que otorgue,
por más talante que exhiba,
por más veces que se inmole
a la causa tripartita,
se empeña en una alianza
en la que nadie confía,
y aprecie tanto a los simios
y a las bandas terroristas,
las entrañas de este santo
no orinan agua bendita.

Y va a la chita callando,
supuestamente sin ira,
no ya torciendo la Historia,
sino hasta el suelo que pisa;
se pasa al Rey por el arco
que con sus piernas fabrica,
a la República invoca,
los fantasmas resucita y,
porque nadie se olvide
de lo que ya no es noticia,
nos echa en cara a nosotros
los lutos de su familia,
como si nuestros abuelos
se hubieran muerto de risa.

A mi me deja sin habla,
a mi me da mucha envidia
ver como este Zapatero
jamás pierde la sonrisa.

Con tal bondad nos gobierna,
tanto la paz preconiza
ora pactando con ETA,
ora con Carod Rovira,
que no sé qué ocurrirá
cuando por fin se decida
a escuchar a los que solo
reclaman ley y justicia.

Pero nunca hay que pedirle
a un zapatero con prisas
que antes de hacerte el zapato
te tome bien la medida.

¿No votamos una España
entre furiosa y cautiva?
Pues la España que nos dieron
la tendremos merecida.

Una España delirante,
una España equilibrista
donde te casas sin casa,
donde sin sueldo cotizas,
donde si fumas te tienes
que dar de baja en la vida,
y antes condenan los jueces
al que aparca en doble fila
que al que mata a un semejante,
pero solo por política;
donde a cientos de mujeres
no hay cuota que las redima,
donde los niños no aprenden
ni cuenta ni ortografía,
donde ya nadie se atreve
a hablarles de disciplina,
y como los dioses "rayan",
que no les falten pastillas;
y donde a poco que arraiguen
las zapateras premisas,
en lugar de una nación,
tendremos cuarenta fincas
con un himno, una bandera,
y una lengua en cada esquina.

"Reinos de Taifas" llamaban
a esta moderna estulticia.

Lo malo de este zapato
no es lo poco que camina,
sino lo mucho que aguantan,
algunos pies, sus heridas.

Y lo poco que protestan
los pardillos que creían
que las Cartas, si son Magnas,
para cambiarse, precisan
algo más, en el Congreso,
que una simple mayoría.

Somos muchos españoles,
Millones, dicen las cifras
(perdón por lo de españoles,
mejor diré "estepaisistas"),
los que amamos nuestra tierra
desde Cádiz a Guernica,
y estamos en Barcelona
igual de bien que en Sevilla,
por más que algunos se empeñen
en hacerlas enemigas.

Aunque también esto tiene
su vertiente positiva.
Yo por lo tanto, señores,
con esta profesión mía
que de las lenguas se nutre
y en ellas se justifica,
voy a apuntarme a unos cursos
de las hablas de Galicia,
de canario y extremeño,
de euskera y pamplonica,
del catalán de Gerona,
del que se escucha en Ibiza,
del andaluz de las ocho
provincias de Andalucía,
del castellano de Burgos
o del que suena en Melilla,
sin olvidar el pasiego
ni el panocho de mi primo,
y dedicándole al bable
todas las horas de un día.

Ya ven que a poco que estudie,
terminaré siendo rico.
¡Qué futuro tan dichoso!
¡Qué excitante perspectiva!,
la de mirarse el ombligo
como una tribu mandinga!

Pero no se me entusiasmen,
ni tampoco se me aflijan,
que acaso este Zapatero
tenga mañas escondidas
y sepa poner remiendos
donde boquetes había
cuando el Estado peligre,
aquí ya no haya quien viva
y vuelva de nuevo España
por los rumbos que solía,
con diez cañones por banda y,
como siempre partida."



1 comentario:

Mary Rogers dijo...

no es fácil, lo sabemos...
dale una visita a enrique gallud http://humoradas.blogspot.com

Besotes