martes, abril 18, 2006

El Efecto Mariposa


En un tiempo muy remoto, cuando los dioses vivían entre los hombres y los hombres podían aspirar a ser inmortales, el bosque era casa y sustento de seres mágicos visibles e invisibles como el hombre mismo.

Uno podía montar en las alas de una mariposa si quería vivir entre gnomos, silfos, salamandras y ondinas.
O podía montarlas, bañarse en su polvo de oro y morir allí mismo: romper el cascarón de la vida, metamorfosearse como la oruga en mariposa y emprender el vuelo hacia la libertad.

En aquel tiempo las mariposas eran traviesas, bromistas y hasta un poco crueles: cargaban con cuanto mortal encontraban. Por eso los bosques estaban llenos de criaturas mágicas, y los dioses por montones se confundían entre los hombres.

2 comentarios:

Renata dijo...

A veces, yo viajo por las noches al mundo de los gnomos, ondinas y mariposas y cuando estoy a punto de pedirle a una luciérnaga que se apague para que pueda dormir, mi madre inmortal me conmina a volver a cantar bajito a todas las Amelia que llegan a esta tierra. Felicidades por la hermosa niña

Arturo dijo...

Qué encanto tienes para expresar...
Te agradezco del alma tus sentimientos,Renata.